domingo, 29 de enero de 2017

Genji monogatari

Murasaki Shikibu, La historia de Genji (s. XI)
Gisaburô Sugii, Murasaki Shikibu: Genji monogatari (1987)


Considerada la primera novela (entendida como ficción en prosa de carácter recreativo) relevante, Genji monogatari fue escrita a principios del siglo XI, durante el Periodo Heian. Los primeros manuscritos parciales aparecieron a finales del siglo XII y el primer texto completo en el siglo XIV.

En la Biblioteca de Navarra se encuentra el ensayo El mundo del príncipe resplandeciente, de Ivan Morris, que analiza el contexto sociocultural, económico y político que dio origen a la obra:

"La Novela de Genji transcurre en Japón durante la segunda mitad del siglo X y el primer cuarto del XI. En aquellos tiempos, oscuros en el resto del mundo, donde el esplendor de Roma era puro recuerdo y la pobre Europa empezaba a levantarse a trancas y barrancas de su inmensa decadencia, tan sólo China y Japón podían enorgullecerse de contar con unas civilizaciones dignas de tal nombre.
En el año 784, la capital de Japón fue trasladada a una ciudad de nueva planta, diseñada a imitación de Ch´ang-an, la capital de China y que fue bautizada Heian Kyo, “La Ciudad de la Paz y la Tranquilidad”, la actual Kyoto. Dicho traslado dio lugar al inicio de un nuevo periodo absolutamente decisivo en la historia de Japón. Nunca la civilización nipona volvió a ser tan refinada, tan culta y tan llena de glamour, hasta el extremo que algunos han comparado esta época con el Grand Siècle de Luis XIV, pero un Grand Siècle de casi cuatro siglos de duración.
Claro está que esta “civilización” era patrimonio exclusivo de un uno por mil –minúscula la proporción- de los habitantes del país. El nivel de educación (por no hablar de cultura) de las clases bajas era inferior al de las sociedades primitivas actuales de Nueva Guinea. La cultura de la nobleza, en cambio, se manifestaba en un modo de vida extraordinariamente artificioso en torno a una utopía de carácter estético, un esteticismo sutil y al servicio de un lujo sin precedentes en la historia. A diferencia de las culturas de Egipto, de Persia y del Indo, donde la vida lujosa era vacía, fría y estereotipada, en la corte del Japón Heian la belleza en las formas, en el vestir y en las diversiones despertaba el entusiasmo de las “almas sensibles” y todos allí querían ser así porque no serlo significaba hacer el ridículo, o sea, no estar à la page".

Hace cinco años nos acercamos a la primera parte de la obra, que recoge el auge y caída del protagonista -sus amores de juventud, el exilio, el acceso al poder y la muerte de su esposa-.
Para esta tertulia hemos elegido los últimos trece capítulos (del 42 al 54), que pueden leerse de forma independiente -comienzan ocho años después de la muerte del protagonista- e incluyen tres episodios de transición y las aventuras de los que eran considerados descendientes suyos, Niou y Kaoru:

"Qué no hubiese dado Niou, pensaba Kaoru, por tener una oportunidad como aquella? ¿Y cómo era posible que ambos fuesen tan distintos? El príncipe le acababa de ofrecer a ambas muchachas… ¿Por qué no corría él a hacerlas suyas? Nunca había descartado contraer matrimonio con una de ellas, pues en las conversaciones mantenidas hasta entonces (sobre las flores de la primavera, las hojas del otoño y otros temas parecidos), ambas habían dado muestras de discreción y sensibilidad, y le incomodaba pensar que otro podía llevárselas porque, en el fondo de su alma, las consideraba ya casi como de su propiedad. Y, sin embargo…"

Os recomendamos especialmente el análisis de Chantal Maillard sobre las dos traducciones disponibles en castellano, publicadas por Destino y Atalanta. Más allá de las diferencias técnicas entre ambas, nos acercan de igual forma al retrato de una sociedad en la que la influencia se conquistaba a través de matrimonios que allanaban el camino hacia la familia del emperador y donde el grado de belleza estética se consideraba un reflejo de la dignidad individual y la posición social; por ejemplo, los primogénitos suelen ser considerados como más guapos y mejores poetas y músicos que los benjamines.

Teresa nos descubrió el relato breve que Marguerite Yourcenar, admiradora de la novela, dedicó a su protagonista: El último amor del príncipe Genghi, incluido originalmente en el libro Cuentos orientales. Como declaró la autora, "es un esfuerzo por evocar lo que puede ser esa página dejada en blanco en la novela de Murasaki, esa página cuyo título es simplemente Desaparición en las nubes. Es la muerte de Genghi. Supimos que se había retirado a un monasterio, luego, salvo ese título, no sabemos nada más. Traté entonces de imaginar lo que ocurría" (Con los ojos abiertos. Conversaciones de Marguerite Yourcenar con Mathieu Galey).

En la biblioteca tenéis disponible el ensayo Libro de amor de Murasaki: poesía de la historia de Genji, donde Alberto Silva traduce y comenta una selección de los poemas de la novela.

Analizaremos también la versión anime del texto, realizada por Gisaburô Sugii, un cercano colaborador de Osamu Tezuka (la podéis ver en Youtube desde el enlace).


No hay comentarios:

Publicar un comentario