sábado, 19 de enero de 2013

Novedades Diciembre 2012

No ficción:

Mizuki, Sh. Autobiografía. Libro II. Astiberri, 2012. 237 p. 

 Shigeru Mizuki es uno de los autores de manga que gozan de un mayor prestigio en Japón. De su mano han salido obras tan importantes como NonNonBa, Operación Muerte o Kitaro, publicadas en castellano por Astiberri. Parte de su periplo vital ha quedado plasmado en las dos primeras obras mencionadas pero, en esta serie, que constará de seis volúmenes, el autor japonés aborda su autobiografía desde su infancia hasta la actualidad. Una vida apasionante en la que haber perdido un brazo en la Segunda Guerra Mundial no le impidió convertirse en uno de los autores más admirados del público japonés y, en los últimos años, convertirse en uno de los más celebrados a nivel internacional.
En este segundo tomo, Mizuki afronta la etapa final de su infancia y su escasa disposición para realizar los trabajos que tenía a su alcance. El auge del militarismo y el ataque a Pearl Harbour suponen un gran vuelco en su vida. El joven Shigeru es reclutado en el ejército. Sus escasas aptitudes marciales le convierten en blanco fácil para los malos tratos que los oficiales aplicaban sistemáticamente a los reclutas. (Reseña de la editorial)

1 comentario:

  1. Mizuki es uno de mis autores preferidos, quizá por el cariño y el humor con el que me parece que están contadas las historias, donde más importante que la trama en sí, parecen ser las pequeñas anécdotas y la relación entre los personajes.
    Así hay dos detalles formales que me parecen muy curiosos, y que creo que están unidos a lo antes comentado:
    Por un lado, el hecho de que en distintos cómics narre la misma historia, -pues el primer tomo de esta autobiografía, nos narra de nuevo la historia de la maravillosa Nonnoba y, como comenta el mismo autor, esta es ya la segunda autobiografía que escribe. Lo mismo sucede en otros cómics del autor, lo de menos suele ser el argumento, muchas veces apenas inexistente o bastante tonto, y lo más importante el humor, los chascarrillos y los encuentros entre los personajes.
    Por otro lado, unido a esto, está el que, frente a unos fondos de dibujo realista, los personajes, sus caras son más bien caricaturas infantiles, lo cual a mi parecer ayuda a hacérnoslos más cercanos, más cálidos y divertidos, aunque chirríe a nuestro sentido del realismo o de lo que debe ser la concordancia en una narración. Es como si nos dijera, "Somos un poco así, caricaturescos, ridículos, pero somos lo importante es este mundo lleno de realidades." Después de todo, alguien dijo que el arte consiste en exagerar.

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