Las obras que hemos visto y
leído se centran en el mundo de la adolescencia, etapa de la vida en la que
todo se vive con intensidad, en especial las relaciones…
El libro trata de un amor
adolescente truncado por la muerte de la protagonista. Lo mejor para que un
amor sea eterno es que uno de los protagonistas muera; hubo quien criticó que el
amor potencial cortado de raíz es un recurso fácil.
Hablamos de la mitificación
de la adolescencia, del primer enamoramiento, de la seguridad -seguramente
infundada- que se tiene en la adolescencia y que nunca se recupera. Los
protagonistas son adolescentes tan normales que fácilmente nos podemos
identificar con ellos.
Se trata de una novela de
fácil lectura, como un bestseller escrito por un occidental. Aunque llena de
emociones contenidas, es muy accesible. Sin embargo, coincidimos en que podría
haber prescindido del final -el viaje a Australia con las cenizas- sin que la
obra perdiese nada.
En la película, igual que en
el libro, se trunca la relación por la muerte -en este caso, del chico-. La
elaboración del duelo a través de las cartas es una idea muy original. El
director se muestra hábil con el uso de la música y utiliza un ritmo y un
montaje que despertó opiniones encontradas.
El manga nos cuenta la
historia de dos chicas adolescentes que por casualidades del destino comparten
casa en Tokio. Tienen el mismo nombre -Nana- lo que da lugar a varios equívocos, pero
muestran caracteres contrapuestos: Nana Komatsu es frívola, simple e inmadura,
tiene la inocencia de una niña y nunca puede mantener el control sobre la
realidad, mientras que Nana Osaki es una cantante punk con una fuerte
personalidad. También se destacó la definición y el papel de los personajes
secundarios.
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