El que puede considerarse más occidental (y exitoso) de los escritores japoneses contemporáneos construye un relato donde aparecen con claridad todos los elementos característicos de su narrativa, situados en una realidad reconocible que comienza a mostrar errores inquietantes y donde intuimos peligros que la razón no puede explicar.
Como también es habitual en sus novelas, son constantes las referencias a la tradición cultural europea, a su música y literatura. En especial, la relación entre 1Q84 y 1984 está perfectamente explicada en este artículo de Javier Herrera. Como declara el propio Murakami, "si quieres mi opinión, Takashima lo que hace es producir robots incapaces de pensar. Extrae de las cabezas de las gentes el circuito que les hace pensar por sí mismos. Es el mismo mundo que Orwell describió en su novela". "Orwell escribió su novela mirando al futuro y yo, con mi novela, quiero hacer lo contrario, mirar al pasado pero sin dejar de ver el futuro".
"En algún momento, el mundo que conozco ha desaparecido o se ha marchado y un mundo diferente lo ha sustituido. Igual que un cambio de agujas en las vías del tren (...) ese mundo se ha convertido en algo diferente, en el cual la transformación de la realidad es, por ahora, algo limitado (...) Pero probablemente, a medida que vayan avanzando las partes transformadas, a mi alrededor irán surgiendo diferencias aún más grandes".
Como también es habitual en sus novelas, son constantes las referencias a la tradición cultural europea, a su música y literatura. En especial, la relación entre 1Q84 y 1984 está perfectamente explicada en este artículo de Javier Herrera. Como declara el propio Murakami, "si quieres mi opinión, Takashima lo que hace es producir robots incapaces de pensar. Extrae de las cabezas de las gentes el circuito que les hace pensar por sí mismos. Es el mismo mundo que Orwell describió en su novela". "Orwell escribió su novela mirando al futuro y yo, con mi novela, quiero hacer lo contrario, mirar al pasado pero sin dejar de ver el futuro".
Es recomendable el ensayo "Metaficción e intersexualidad en la novela 1Q84 de Haruki Murakami", en el que Ruth Cubillo analiza en profundidad todos los elementos citados.
En resumen, 1Q84 encantará a los fans de Murakami, y dará argumentos a quienes le consideran un escritor menor. Y es que se puede estar de acuerdo con Nadal Suau:
(...) imaginemos un cuadrilátero y lancemos al novelista en combate contra David Lynch, con quien tan a menudo se le compara: Murakami resiste un rato y finalmente cae. ¿Y si hay que escoger a un japonés cachondo? Gana Tsutsui. ¿O a un narrador desatado? Me quedo con Thomas Pynchon. Si el duelo es con su maestro Salinger, lo mismo.
Pero sería injusto no reconocer que
Murakami es como un mago que explica lo que está haciendo mientras realiza el truco y, además, te hace creer que tiene poderes sobrenaturales... Aunque cualquier persona puede contar una historia que se parezca a un sueño, muy pocos artistas son capaces de hacernos sentir que estamos soñando.George Orwell escribió 1984 entre 1947 y 1948, preocupado, según sus propias palabras, por el crecimiento del totalitarismo. En una carta escrita cuatro años antes, señalaba cómo "En el mundo que veo venir, en el que dos o tres superpoderes controlarán el mundo, 2+2 serán igual a 5 si el fuhrer de turno así lo desea".The New York Times Book Review
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