El lunes 13 de octubre nos reunimos en la biblioteca un grupo bastante numeroso para comentar el material trabajado.
Empezamos hablando de la película Los sueños de Akira Kurosawa; a la mayoría de los asistentes nos gustó y disfrutamos con ella. Está estructurada en ocho pequeñas historias cortas, llenas de simbolismo y referencias a las tradiciones y costumbres japonesas, en especial en los dos primeros. El tercer sueño, La tempestad, habla sobre la dureza de la vida y sobre la muerte a través de un simple escenario cubierto de nieve. En el siguiente, El túnel, los soldados muertos construyen el relato más potente de todos: un comandante se despide de las personas a las que no ha podido salvar. El quinto sueño se adentra en la pintura de Van Gogh. El sexto y el séptimo tratan con dureza los riesgos de la energía y la guerra nuclear. El último relato, La aldea de los molinos de agua, cambia de tono y pasa a ser mucho más amable y bucólico; el viajero es aleccionado por un sabio anciano, que nos deja con el buen sabor de un mensaje positivo: no acaba con un lamento, sino con una apelación a cuidar la naturaleza que todos compartimos.
La novela Indigno de ser humano es breve y fácil de leer. Un escritor, que se sitúa en el papel de narrador, nos introduce en la historia del joven protagonista cuando una mujer que le había conocido le entrega tres fotografías. Las tres imágenes, de un mismo hombre al que este escritor no conoce, corresponden a diferentes momentos vitales: una de cuando tenía unos diez años, la segunda de la época de joven estudiante y la última donde su deterioro dificulta adivinar su edad; la turbadora mirada del niño joven de las fotos conmueve y repugna a la vez. Estas fotografía van acompañadas por tres cuadernos de nota que se corresponden con ellas. A través de sus páginas descubrimos a un personaje que jamás ha conocido la felicidad, ni siquiera siendo niño.
Los cuadernos nos van relatando en primera persona lo que siente un joven estudiante japonés, con fuertes depresiones, que se niega a ser parte de la sociedad, que desprecia al ser humano y se convence de que la mejor manera de esconder su permanente tristeza es bajo lo que él ha decidido llamar bufonería -una forma de que lo vean como un ser feliz, cuando realmente se siente muy mal-.
El verdadero camino hacia la autodestrucción empieza a su llegada a Tokio para estudiar en la universidad, donde lleva una vida regida por las adicciones. Es un personaje que no se quiere nada a sí mismo y acaba autodestruyéndose, encontrando la forma de fracasar en todos sus proyectos.
Y por último leímos un manga titulado Autobiografía. Shigeru Mizuki es un historietista del que ya conocemos algunas de sus obras. No todos los asistentes habíamos leído los seis volúmenes, pero en general nos pareció agradable y divertida, Revisita episodios que ya contó en NonNonBa, como la anciana cuidadora que aparece en las primeras páginas para marcar para siempre al joven Shigeru con sus historias de yokai. Del mismo modo, la guerra vuelve a aparecer con toda su crueldad, como en Operación Muerte.
Leer esta autobiografía nos hace pasar por todos los estados de ánimo posibles: reímos a carcajadas un instante para quedarnos helados al siguiente. En este autorretrato escrito casi con noventa años, Mizuki reflexiona sobre lo que ha visto y aprendido, convertido en la memoria viviente de todo un país.
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