jueves, 29 de octubre de 2015

La bomba atómica: Hiroshima y Nagasaki

John Hersey, Hiroshima (1946, 1985)
Akira Kurosawa, Rapsodia en agosto (1991)
Keiji Nakazawa, Pies descalzos. Una historia de Hiroshima, vol. 1 (1973)
Eiko Matsui, Nunca más

Setenta años después, el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki sigue siendo recordado como uno de los momentos clave del siglo XX.
Los autores elegidos en esta ocasión construyen relatos que van más allá del 6 y el 9 de agosto de 1945, esforzándose por mostrar la crueldad de la guerra y hacer explícitas sus injustas consecuencias para la mayor parte de las personas afectadas (para conocer la opinión de Kurosawa, es recomendable la entrevista que mantuvo con Gabriel García Márquez durante el rodaje de Rapsodia en agosto; por su parte, este artículo cita un texto escrito por Nakazawa como introducción a Pies descalzos y que aparece incluido en el tomo dos de la nueva edición española).
Como el pintor afectado por la radiación en Pies descalzos, los tres intentan denunciar con claridad la sinrazón humana; al igual que el joven médico de Hiroshima, desean mostrar las causas y el alcance del dolor que genera.
Seiji: Voy a captar en forma de pintura el dolor y el sufrimiento de cada una de estas personas tiradas y amontonadas como sacos. Para que lo vean quienes iniciaron esta guerra… Para que no lo olviden los que tiraron la bomba… Para que todos ellos sean conscientes del horror que han causado.
… nadie pensaba demasiado en el hecho de que la guerra había transformado en víctimas, indiscriminadamente, a los japoneses que sufrieron bombardeos atómicos o incendiarios, a los civiles chinos que fueron atacados por los japoneses, a los jóvenes soldados, japoneses y norteamericanos, que fueron reclutados a pesar de su renuencia para acabar mutilados o muertos, y, por supuesto, a las prostitutas japonesas y sus bebés mestizos. Sasaki-san había conocido de primera mano la crueldad de la bomba atómica, pero sentía que debía prestarse más atención a las causas de la guerra, y menos a sus instrumentos.
Pese a compartir estos objetivos, cada una de las obras pone el acento en aspectos diferentes de la realidad, que podremos analizar durante la tertulia: las distintas estrategias para superar las consecuencias materiales y psicológicas de la tragedia, el papel de la religión, la manipulación mediática de los hechos, la exacerbación de las diferencias sociales en tiempos de escasez, el hambre, el militarismo, la opresión del pueblo por los poderosos, el patriotismo que convierte a las personas en una manada irracional y manipulable, la insolidaridad y el recelo ante quien ahora es diferente (los hibakushas), la presencia de los Estados Unidos durante los años siguientes, la gestión del recuerdo...
¡Siempre ha sido así! ¡La voluntad de unos pocos dirigentes condena a morir en la guerra a miles y miles de ciudadanos inocentes, anónimos e indefensos!
Una pregunta para el debate (y para animaros a participar en los comentarios del blog): ¿qué momento destacáis de cada obra? Para mí, Hiroshima es un relato especialmente intenso cuando describe los días posteriores al lanzamiento de la bomba atómica en el parque Asano, donde se reúne gran parte de la población, desorientada y malherida -ahí coincide con lo narrado en Lluvia negra-; Pies descalzos convierte las piedras lanzadas insistentemente por los niños en un símbolo de la violencia y el rechazo entre iguales, una prolongación de la barbarie generada por la guerra; Kane, la abuela protagonista de Rapsodia en agosto, recuerda en su relación con los niños, entremezclada de comprensión, relatos fantásticos y sabiduría, a la NonNonBa de Shigeru Mizuki.

Y una última idea. Como señala Michael Löwy siguiendo las ideas de Zygmunt Bauman, "Hiroshima representa un nivel superior de modernidad, tanto por la novedad científica y tecnológica representada por la bomba atómica, como por el carácter todavía más lejano, impersonal, puramente técnico del acto exterminador", un ejemplo de las consecuencias de llevar hasta el extremo un análisis puramente racional de pérdidas y ganancias. Por eso, resulta imprescindible contraponer el arte al cálculo de eficiencia realizado por las estructuras burocráticas y resaltar la importancia de  relatos que interpretan lo universal mostrando lo particular y que introducen la ética y la emoción en su discurso, como el kamishibai que Mª Jesús representará durante la tertulia.

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