Nagasaki: la vida
después de la guerra nuclear, de Susan Southard. Capitán Swing, 2017.
La
explosión destruyó las fábricas, las tiendas y los hogares y mató a 74.000
personas mientras que hería a otras 75.000. Las dos bombas atómicas señalaron
el final de una guerra global, pero para las decenas de miles de supervivientes
fue el comienzo de una nueva vida marcada con el estigma de ser hibakusha
(afectados por la bomba atómica). Susan Southard ha pasado una década
entrevistando e investigando las vidas de los hibakusha, y las crudas
y emotivas declaraciones de testigos oculares. Sus testimonios reconstruyen los
días, meses y años posteriores al bombardeo, el aislamiento hospitalario y la
recuperación, la dificultad de volver a entrar en la vida cotidiana y el
perdurable impacto de haber sufrido un ataque nuclear y sus secuelas.
El poder de Nagasaki reside en el detalle de las
historias de los supervivientes, ya que las muertes continuaron durante décadas
debido a la contaminación por la radiación, que causó varias formas de cáncer.
Íntimo y compasivo, basado en una profunda investigación histórica, Nagasaki
desvela el hasta ahora oculto padecimiento soportado por los hibakusha
debido a la censura de las fuerzas de ocupación y a la campaña de justificación
que llevó a cabo el Gobierno de Estados Unidos. (Reseña de la editorial)
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