lunes, 18 de noviembre de 2013

El arpa birmana

Kon Ichikawa, El arpa birmana (1956)
Premio San Giorgio y Mención OCIC en el Festival de Venecia 1956
Nominada al Óscar como mejor película de habla no inglesa en 1956

El arpa birmana es, en apariencia, un bello alegato antibelicista. Este mensaje le valió dos reconocimientos en el Festival de Venecia: el Premio San Giorgio, entregado entre 1956 y 1967 a películas consideradas especialmente valiosas para el progreso de la humanidad, y la Mención OCIC, otorgada de 1949 a 2001 por la Organización Católica Internacional del Cine y el Audiovisual.
Pero, al mismo tiempo, su discurso oculta la brutal realidad del expansionismo japonés tras la Primera Guerra Mundial -invasión de Manchuria en 1931, segunda guerra chino japonesa entre 1937 y 1945, Pacto Tripartito de 1940 con Alemania y Japón, invasión en 1941 de Birmania, Borneo, Filipinas, etc-.
Gracias al soldado que se convierte consecutivamente en músico, mediador y monje budista, podemos observar el absurdo y dolor de la guerra... Consecuencias negativas mostradas, sin embargo, solo a través de los cadáveres de los soldados japoneses a los que, como señala la propia película, la población local cree que no merece la pena dar sepultura. Ninguna mención a los crímenes de guerra cometidos por el ejército de Japón esa época; en el caso de Birmania, destaca la construcción del tren dirigido a trasladar a las tropas imperiales desde Tailandia, en la que murieron más de cien mil presos y trabajadores asiáticos.
¿Invalida su parcialidad el mensaje y los valores estéticos de la película? ¿Se trata solo de un ejercicio de autocomplacencia o es una muestra sincera de pacifismo? Lo hablaremos, quizá, en la tertulia...


Para descubrir mas sobre el instrumento musical conocido como arpa birmana, os recomendamos visitar Instrumundo. En la biblioteca encontraréis la novela en la que se basa esta película, escrita por Michio Takeyama en 1947.

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