Isabel Coixet, Mapa de los sonidos de Tokyo (2009)
Lars Martinson, Tonoharu (2008, 2010)
Abrimos el curso 2017-2018 con tres obras de autores no japoneses interesados por este país, tan alejado de sus referencias culturales de origen. Sus distintos niveles de conocimiento y relación con Japón se reflejan en la profundidad de los análisis: Martinson y Mourelo van más allá de las conductas fácilmente visibles para reflexionar sobre otras dinámicas sociales, mientras que Coixet parece detenerse en el análisis estético y en la sorpresa ante las diferencias.
Pudimos conversar con Suso Mourelo en la presentación de En el barco de Ise (tenéis más información en esta entrada del blog).
Periodista, escritor de libros de viajes y gestor cultural, nos descubrió el objetivo inicial del proyecto: seleccionar, entre sus favoritos, algunos autores ya fallecidos y visitar las ciudades donde transcurren sus obras. Al tiempo que presenta esos relatos y lugares, nos muestra el actual proceso de cambio social, donde las mujeres jóvenes están impulsando nuevas formas de relación interpersonal y otras actitudes hacia el empleo.
En el diálogo, reinvindicó la importancia de centrarse en la realidad de la vida cotidiana frente a quienes prefieren destacar lo extravagante y anecdótico.
Isabel Coixet incluye entre sus referencias autores más recientes, a veces etiquetados como "posmodernos" -Banana Yoshimoto, Haruki Murakami-.
Fruto de un suceso casual, en Mapa de los sonidos de Tokio importa más el escenario que la trama; como a Min Tanaka, fascinado por Ryu, a los espectadores nos interesan sobre todo los sonidos e imágenes de la ciudad. Gracias a ese esfuerzo técnico, su ingeniero de sonido recibió el Prix Vulcain en el Festival de Cannes en 2009.
Al inicio, la directora se muestra crítica con la visión occidental del país, que demasiadas veces tiende a considerarlo solo como una fuente de raras tradiciones -la película comienza con un nyotaimori (comida presentada sobre una mujer desnuda) que resulta extraño para los propios japoneses-.
Sin embargo, Coixet no parece mostrarse irónica cuando hace que David sustituya una tienda de vinos en Tokio por otra de productos japoneses en Barcelona... La reducción de las culturas a un negocio genera la fantasía de que comprar equivale a conocer. La misma fantasía que parece rodear la película y que ejemplifica, quizá involuntariamente, esa recreación de París en un love hotel, mezcla de parque temático y homenaje a lo hortera. En la biblioteca podéis encontrar la novelización de la película.
¡Aquí está Tonoharu! |
"Y la distancia geográfica, las barreras lingüísticas, las miles de pequeñas diferencias culturales..."Lars Martinson lleva más de diez años en Japón, como profesor de inglés y estudiante becado por el gobierno nipón. Su única obra es una trilogía (solo las dos primeras partes están publicadas en castellano, mientras que la tercera apareció a finales de 2016 en Estados Unidos) de clara inspiración autobiográfica.
Con aparente sencillez narrativa y gráfica, que esconde una brillante planificación, descubrimos retazos de los espacios públicos, el sistema educativo y las reglas de relación social en una pequeña localidad de la prefectura de Fukuoka.
"Leí que a los estadounidenses os gusta mostrar vuestros sentimientos más que a los japoneses."A través de las peripecias de un joven de veinticinco años, Tonoharu reflexiona sobre las distintas actitudes personales, estrategias y habilidades para adaptarse a un entorno con códigos culturales diferentes a los de origen.
Quizá ese sea el núcleo de cualquier viaje: al relacionarnos e interpretar otras realidades, mostramos más de nosotros mismos que del extraño.
Estamos en el tiempo de descuento, pero me ha parecido interesante esta entrada sobre el reciclaje en Japón, que tan de cabeza traía a Daniel en Tonoharu:
ResponderEliminarhttps://japonismo.com/blog/el-reciclaje-en-japon
En la tertulia pudimos compartir y escuchar puntos de vista muy interesantes, que enriquecieron nuestras interpretaciones de las obras. Por ejemplo:
ResponderEliminar- El importante peso en el imaginario de la sociedad nipona, más de setenta años después, de las bombas en Hiroshima y Nagasaki (En el barco de Ise).
- El papel de los silencios en la narración, que da espacio al espectador para reflexionar sobre los sentimientos de los personajes. La escasa credibilidad del protagonista masculino como aficionado al manga y el anime, en contraste con el importante papel de Tanaka. El reflejo de un Tokio que a las jóvenes generaciones les puede parecer antiguo y sucio. Los posibles homenajes a la estética de cineastas clásicos como Ozu (Mapa de los sonidos de Tokio).
- La sospecha de que Martinson se parodia a sí mismo exagerando su falta de habilidades sociales. ¿Es la sociedad rural japonesa un ambiente cerrado, que dificulta la integración de los extranjeros? (Tonoharu).