domingo, 5 de septiembre de 2021

Banana Yoshimoto

Sueño profundo



Sueño profundo (Shirakawa yofune, 1989)
Tsugumi (Tsugumi, 1989)
Recuerdos de un callejón sin salida (Dedoendo no omoide, 2003)




En 2019 os propusimos un acercamiento a la obra de Haruki Murakami. Ahora lo hacemos con la que seguramente es, junto a este autor, la figura de la literatura japonesa más conocida en nuestro entorno y una referencia clave en su país de origen.
Pese a que las novelas, cuentos y ensayos de Banana Yoshimoto suelen llegar con muchos años de retraso a los mercados internacionales, el éxito de su publicación a partir de los años 90 fue el precedente y facilitó el camino de muchas escritoras niponas que hemos conocido con posterioridad (Hiromi Kawakami, Yoko Ogawa, Sayaka Murata, Aki Shimazaki, etc.). Todas ellas se pueden considerar herederas del movimiento "New Woman", surgido en el periodo de entreguerras, y de la progresiva recuperación del protagonismo de la literatura realizada por mujeres durante la segunda mitad del siglo XX.

La novela y los ocho relatos seleccionados, pese a corresponder a dos momentos diferentes de su carrera, son un claro ejemplo de las constantes de su narrativa. Aquí os proponemos algunos apuntes que pueden acompañar vuestra lectura o servir de base para el debate.
Inconscientemente, nos esforzábamos en soterrar las emociones más turbias, y estas iban depositándose en el fondo de nuestro corazón (...) Cada cual tiene que llevar el peso de lo que ha sido en cada momento, un revoltijo de cosas buenas y de cosas no tan buenas, y debe vivir cargando con ese peso a solas.
Tsugumi
1. Aunque escritas desde su punto de vista muy centrado en lo personal -las vivencias, pensamientos y sensaciones de sus protagonistas-, en estas páginas se encuentra también un retrato de la sociedad contemporánea y sus efectos.
Algunos críticos de una generación previa, como Kenzaburo Oé, tachan su producción y la de otros autores contemporáneos de seudoliteratura carente de valores estéticos y compromiso político. Consideran que solo merece despertar un interés sociológico como producto y reflejo de una subcultura basada en el consumo, el manga shojo, lo pop y la voluntad de permanecer en una eterna adolescencia tardía.
Sin embargo, Yoshimoto nos presenta un contexto muy real, en el que los personajes mantienen vínculos que aparentan ser frágiles y cambiantes, por lo que tienen una fuerte conciencia de la individualidad imperante y su correlato, la sensación de soledad no buscada. Para ellos, resulta difícil crear en la estabilidad de instituciones como la familia y el empleo que, por cierto, ha dejado de ser un vehículo eficaz para definir su existencia. ¿No son estas las características negativas de la posmodernidad o a lo que se refería Zygmunt Bauman con su concepto de modernidad líquida?

2. Para acrecentar esta sensación, conocemos a los personajes en un paréntesis vital que anticipa un cambio importante o les hace experimentar un vacío existencial -jóvenes en la frontera de la edad adulta, relaciones amorosas en crisis, desempleo-.
Esta desorientación se refleja, en ocasiones, en su percepción distorsionada del espacio y el tiempo o en la confusión entre sueño y realidad. Así, lo sensible adquiere una textura algo alejada de lo habitual. Aparecen señales a las que los narradores de cada historia, observadores atentos de su microcosmos personal, prestan atención y de las que, una vez superada la confusión, obtienen respuestas o impulso.

3. Las creaciones de la autora giran alrededor de la experiencia de la pérdida y el sufrimiento en sus múltiples manifestaciones -ausencia, nostalgia, aislamiento y, por supuesto, su forma definitiva, la muerte-. Pero, al mismo tiempo, está siempre presente la búsqueda de la felicidad y el amor. Yoshimoto no es una escritora pesimista: nos muestra cómo la esperanza y la sanación residen en el encuentro (o su recuerdo) sincero y positivo con otra persona. Es decir, está convencida de que, tras una experiencia traumática como la que viven muchas de sus protagonistas, es posible crear una identidad propia y un sentido, encontrar un lugar en la sociedad y alcanzar algo de estabilidad o, al menos, mirar con cierto optimismo hacia el futuro.

"Cuando era joven, escribía para aliviarme yo misma de las heridas sentimentales o de la soledad y pensaba que si esas obras también ayudaban a mis lectores, estaría bien (...) Ahora, primero escribo para que mis obras ayuden a los lectores".

4. En algunos relatos tienen gran importancia - incluso son el eje central de la historia- personajes invisibles, no presentes, a los que conocemos solo a través de los recuerdos que nos trasladan las voces narrativas; de ahí los saltos temporales y su estructura no lineal. La propia autora nos recuerda lo subjetivo y parcial de este acercamiento cuando señala, en varias ocasiones, todo lo que escondemos a los demás o no percibimos de nosotros mismos.
Quizá por ello parece sentirse atraída por quienes muestran una especial perspicacia y son capaces de intuir lo que siente o necesita su interlocutor, más allá de sus palabras y conducta. A través de ellos, del vínculo que establece constantemente entre naturaleza y sentimientos, y del reconocimiento de la relación entre los recuerdos, los objetos y las personas, podemos acercarnos al verdadero yo.

Información adicional
  • Alberto Silva escribió, hace ya una década, un clarificador artículo sobre la obra de esta creadora, vinculándola a las tradiciones religiosas, filosóficas y literarias de las que se nutre.
  • En esta entrevista Banana Yoshimoto incide en algunos de los temas que hemos señalado.
  • Tsugumi fue adaptada al cine por Jun Ichigawa en 1990, mientras que la película de 2016 basada en Sueño profundo corrió a cargo de Shingo Wakagi.

"No escribo sobre hechos reales ni personajes existentes.
Escribo sobre historias no basadas en acontecimientos reales bajo un contexto de fabulación realista" (cooljapan.es)

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