lunes, 19 de agosto de 2019

Haruki Murakami

Escucha la canción del viento

Escucha la canción del viento y Pinball 1973 (Kaze no uta o kike, 1979. 1973-nen no pinbooru, 1980)
Premio Gunzo para escritores noveles
Al sur de la frontera, al oeste del sol (Kokkyo no minami, taiyo no nishi, 1992)
Hombres sin mujeres (Onna no inai otokotachi, 2014)
Jun Ichikawa, Tony Takitani (2004) Adaptación del cuento homónimo incluido en la recopilación Sauce ciego, mujer dormida (2006)
Premio FIPRESCI y Premio del Jurado Joven. Festival de Locarno


(...) había iniciado mi actual vida como quien dice "en cueros". Empecé a escribir por azares del destino y, afortunadamente, conseguí ganarme la vida con ello.

Si pedimos a cualquier occidental aficionado a la lectura que nombre a un escritor japonés, el primero que vendrá a la mente de la mayoría será, seguramente, Haruki Murakami.
Esa popularidad viene acompañada de múltiples premios literarios nacionales (Noma en 1982, Tanizaki en 1985, Yomiuri en 1996 y Mainichi en 2009) e internacionales (Frank O'Connor de relatos cortos, World Fantasy Award y Franz Kafka en 2006; Hans Christian Andersen 2016) y de reconocimientos honoríficos (Berkeley Japan 2008, Premio Jerusalem y Orden de las Artes y las Letras de España 2009, Premio Internacional Catalunya 2011).
Su constante inclusión en las apuestas al Premio Nobel de Literatura da lugar a múltiples elucubraciones e, incluso, bromas que se repiten cada año. Todo el mundo parece tener una opinión a favor o en contra de este autor. E incluso la traducción al danés de su primera novela ha sido la base de un reciente documental.


Porque nosotros no nos movemos con tanta precisión. Las relaciones entre personas, en particular las relaciones entre hombres y mujeres son..., ¿cómo lo diría?..., una cuestión más general. Algo más ambiguo, más caprichoso, más lastimoso.
Para introducirnos en el universo Murakami, hemos seleccionado obras que recorren cuatro décadas de su narrativa de tono más realista en formatos diferentes: novela corta, novela y cuento. Son buenos ejemplos de las características que recorren su producción y muestran cómo ha evolucionado su capacidad para crear historias, describir personajes y generar ambientes. Sin caer en la caricatura, como en ocasiones se hace al ponerle etiquetas, podemos destacar algunos rasgos comunes a las tres obras:
Al sur de la frontera...
  • Un Japón capitalista e industrializado, en el que las ciudades son espacios que propician el consumo y el desarraigo, donde los personajes llevan vidas monótonas, poco satisfactorias, sin un objetivo decidido por ellos mismos y, por tanto, vacías.
  • Las relaciones de pareja, cargadas de nostalgia y deseo, parecen al principio la forma de romper con ese destino fatal, con la soledad, la parálisis y la sombra de la mediocridad. Sin embargo, el mutismo de los hombres -que pocas veces comparten sus sentimientos, ya sea por su torpeza para expresarlos, temer no ser entendidos o no creer necesitarlo- y su conciencia de sentir una atracción incompleta (quizá, simplemente, se miran demasiado al ombligo) pueden acabar provocando rupturas abruptas y la vuelta a un estado parecido al inicial, con el dolor de una pérdida añadida.
A veces pensaba que llorar me produciría alivio. Pero no sabía por qué llorar. No sabía por quién llorar. Era demasiado egoísta para llorar por los demás, demasiado viejo para llorar por mí.
Al fin y al cabo, perder a una mujer consistía en eso. Perder esos momentos especiales que invalidaban la realidad, aun estando integrados en ella: eso le ofrecían las mujeres. 
  • El silencio, la ausencia, las desapariciones que generan vacíos, el peso del recuerdo y la sombra del pasado como constantes.
Ojalá se hubiera atrevido a preguntarle, cuando estaba viva, la razón por la que, a pesar de todo, se había acostado con otros (...) Pero al final no tuvo valor para abordar el asunto (...) Y ella desapareció del mundo en el que él vivía sin haberle dado ninguna explicación. Preguntas no formuladas y respuestas no concedidas.
  • Protagonistas con elementos biográficos en común con su creador: edad, formación, profesión (traductor, gerente de un bar).
  • Finales abiertos, quizá como un ejemplo más de la indefinición, incertidumbre y desorientación vital que impregna sus historias, o la constatación de que en la vida real estas no terminan en un punto determinado.
  • Sin tratarse de sus narraciones con presencia de lo irreal (aquí no hay universos paralelos ni gatos mágicos), incluyen elementos extraños, diálogos inusuales o coincidencias que invitan a mirar de forma crítica la cotidianeidad.
(...) Vaya, que a veces me da la impresión de que no ocurrió realmente. Es una sensación muy extraña.Como si hubiese sido un sueño muy vívido. Ese tipo de sensación. Ha ocurrido de verdad, pero no parece un hecho real. No sé cómo explicártelo.
Hombres sin mujeres
  • Un lenguaje sencillo y directo, preciso en las descripciones, lírico a veces y otras con frases peligrosamente parecidas a las ocurrencias de Paulo Coelho. Seremos benévolos y pensaremos que es solo un efecto secundario indeseable de la conciencia de Murakami sobre la complejidad y fragmentación del mundo actual, el cambio de valores y el riesgo de pérdida de significado del yo.
  • Influencia de la cultura occidental y, en particular, estadounidense, reflejada en los títulos de los textos (Truman Capote en Escucha la canción del viento; Jimmy Kennedy y Michael Carr en Al sur de la frontera; Ernest Hemingway en Hombres sin mujeres), las omnipresentes bandas sonoras (que denotan los estados de ánimo y los espacios) y las referencias literarias.
-Oye, Hajime -dijo-, fuera del bar apenas escuchas jazz, ¿verdad?
- No mucho. Casi siempre escucho música clásica.
- ¿Por qué?
- No lo sé. Tal vez porque el jazz es parte de mi trabajo. Y al salir de mis locales, prefiero escuchar otro tipo de música. Música clásica, a veces rock. Pero jazz, casi nunca.

¿Resulta más interesante Murakami cuando introduce elementos irreales o fantásticos, como en los cuentos Kino y Samsa enamorado? ¿Pierde fuerza al presentar reflexiones filosóficas que no aportan ideas con demasiado valor? Esperamos vuestras opiniones en la tertulia :-)

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