Masako Togawa, Lady Killer (1963)
Takeshi Kitano, Outrage (2010)
Nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2010
Sección Oficial del Festival de Sitges 2010
Kazuo Koike y Ryoichi Ikegami, Crying Freeman (1986-1988)
Emperadores, geishas, samuráis y yazukas son, seguramente, los roles sociales más presentes en el imaginario occidental sobre Japón.
Hemos dedicado espacio a los tres primeros en la tertulia, casi siempre rompiendo estereotipos y accediendo a visiones alternativas sobre su identidad y papel social. En esta ocasión, abordamos el mundo de la yakuza; la mafia japonesa ha sido explotada por muchos productos de carácter comercial que aprovechan tanto el halo de misterio que la rodea -aunque la delincuencia organizada tiene una estructura equivalente en todas partes- como los muchos tópicos asociados.
(Por cierto, el principal clan de la actualidad se denomina Yamaguchi-gumi... Habrá que preguntar discretamente a nuestro bibliotecario).
Aunque en la novela de Togawa no aparece la yakuza, sí comparte con el resto de obras propuestas la presencia del odio, la sangre y la venganza en cadena como motores de la acción. La influencia de la cultura anglosajana -el primer empleo de la autora fue como mecanógrafa en inglés- se refleja claramente en su producción literaria, formada por más de treinta obras de misterio.
Lady Killer sabe conjugar las dos fuentes principales del relato policíaco: la británica, más clásica y centrada en el enigma -como Agatha Chistie o Ngaio Marsh, va dando al lector todas las pistas necesarias para descubrir al culpable antes de las páginas finales- y la norteamericana, con violencia explícita, carga erótica y predominio de la acción -los abogados Kentaro Matanaka y Haijime Shinji parecen tener como modelos a Nero Wolfe y Archie Goodwin, las creaciones de Rex Stout-.
Una lectura ligera y adictiva -a fin de cuentas, es una novela orientada al consumo- pese a su estructura compleja, donde los distintos puntos de vista del narrador, vinculado en cada sección a un personaje diferente, van modificando la explicación de los hechos del pasado. Por ponerle una pega, la sencillez del lenguaje da paso con frecuencia a frases algo risibles, como "El tacto de su musculado y velludo pecho le devolvió la confianza".
De lo que no se puede dudar es de que Masako Togawa, fallecida este mismo año, fue toda una figura pública: escritora, cantante, actriz, guionista, empresaria, opinadora profesional...
Con Outrage nos encontramos por tercera vez a Takeshi Kitano. En Hana-Bi construía como director una película llena de poesía y sangre; en Battle Royale se limitaba a lucir chándal y gesto; aquí vuelve a combinar dirección y protagonismo para crear una obra levantada sobre elementos permanentes (¿repetitivos?) en su filmografía. Quizá, incluso, se pasa de frenada en el uso de los tópicos asociados a la yakuza -violencia verbal y física, tatuajes, sangre, dedos cortados, negocios turbios, policías corruptos, mafiosos impasibles- sin dedicar espacio a desarrollar a los personajes, tan planos que solo funcionan como caricaturas.
Cada cual debe decidir si estos supuestos defectos son el resultado de una voluntaria desnudez formal y se ven compensados por el manejo de los planos y del tiempo narrativo, o si lo que parece humor burdo esconde una sutil ironía -indiscutiblemente presente en el continuo uso de las expresiones "tenemos un pacto" y "es solo un acuerdo formal"para intentar ocultar al interlocutor un complejo engranaje de traiciones-.
Entre las reseñas positivas, destacamos las de Factor crítico y Cine maldito. Dos interesantes artículos indagan con más profundidad en el sentido y motivación de esta película: Cinemastric y El País.
Crying Freeman es una serie manga para adultos (seinen) del mismo guionista que El lobo solitario y su cachorro (uno de los primeros que leímos en la tertulia). Aunque ambientada en la actualidad, repite la misma estructura narrativa de fondo que la anterior: un guerrero-héroe moralmente ambiguo, con gran destreza a la hora de matar; un acompañante, unido por un fuerte vínculo afectivo, que irá desarrollando capacidades similares a las del protagonista; la sucesión continua de episodios de violencia y retos cada vez más inverosímiles. Todo muy viril, sangriento y excesivo, con algunos topicazos sonrojantes. Para los menos pacientes, basta con leer el tomo 1 y la parte inicial del 2, donde termina el primer arco argumental.
Como conclusión, no encontraréis en estas tres obras una descripción de la estructura y funcionamiento de una organización criminal, pero sí ejemplos de relatos que se convirtieron en éxitos comerciales en Japón, Estados Unidos y Europa basándose en la atracción popular por el crimen. Una buena elección para el verano, ¿verdad? No lo dejéis para septiembre...
Con Takeshi Kitano he de reconocer que no puedo ser muy objetivo, me ha gustado siempre, con lo que en Outrage veo algo más que una fiesta gore de muertos y sangre por doquier. Acostumbrado a apreciar el humor de Kitano, lo veo en muchos momentos de la película, aunque más ácido que en otras ocasiones (el llamar Presidente al jefe de la Yakuza y el funcionamiento de las "oficinas" me parece un paralelismo genial con las grandes corporaciones, sin ir más lejos).
ResponderEliminarEn mi opinión, para comentarlo el día de la tertulia, esta película es casi una autoparodia, un llevar hasta el extremo lo más extremista de su cine más conocido: las películas en las que muere hasta el apuntador.