jueves, 17 de octubre de 2019

Emigrar a Estados Unidos

Julie Otsuka. Buda en el ático (The Buddha in the Attic, 2011)
Premio PEN/Faulkner 2012
Langum Prize in American Historical Fiction 2012
Prix Femina étranger 2012
Henry (Yoshitaka) Kiyama. El manga de los 4 inmigrantes (Manga Yonin Shosei, 1931. Edición de Frederik L. Schodt, 1998)
Takeshi Kitano. Brother (Brother, 2000)

Las migraciones son un fenómeno constante en la historia de la humanidad, un elemento clave de los procesos de avance cultural y económico. Aquí lo analizamos desde un caso concreto, el de la población japonesa que tuvo como destino Estados Unidos a finales del siglo XIX y principios del XX. Como en tantas otras ocasiones, países que en el pasado reciente necesitaron mirar hacia fuera se han mostrado mucho más reticentes a la hora de dar las mismas oportunidades a otras personas.

El manga de los 4 inmigrantes es una obra de gran interés histórico y artístico, que documenta, desde el punto de vista de la experiencia directa de quienes la vivieron, la situación de los japoneses llegados a la costa oeste de Estados Unidos durante el primer cuarto del siglo XX.
Los diálogos entre personajes son el elemento central de las viñetas de este precursor de la actual novela gráfica. A través de sus palabras, y a veces con mucha ironía, el autor se esfuerza por reflejar los principales acontecimientos históricos -en especial, los cambios legislativos- que marcaron esa época para los inmigrantes asiáticos.
Gracias sobre todo a Charlie, uno de los protagonistas, podemos acercarnos a las dinámicas sociales y económicas (Cuando el Golden Gate Bank quebró, El arroz de Colusa) del fenómeno migratorio, muy similares a las actuales: la atracción por "lo otro" cuando equivale a exotismo (La Exposición Universal) y el rechazo a "el otro" cuando quiere formar parte de lo cotidiano; el temor a ser "contaminado" (Crisis en las escuelas); la tentación de elegir como culpable a quien comparte la precariedad en lugar de descubrir la responsabilidad del sistema (El incidente Turlock).
Y también refleja desde la primera persona cómo evoluciona el sentir de los inmigrantes respecto a la sociedad de acogida, que combina la incomprensión hacia quienes perciben como diferentes (Una visita del presidente) con la admiración y el deseo de disfrutar de los beneficios de una sociedad con nuevas costumbres y libertades (Trabajando en una tienda). La escena inicial y la final, claramente simétricas, señalan cómo han cambiado tras dos décadas las expectativas de los cuatro amigos. Si al principio migrar era parte de un objetivo colectivo ligado al imperialismo nipón, al final predominan las aspiraciones individuales.

Una de las secciones del manga (Novias por correo) conecta directamente con el punto de partida de la novela Buda en el ático, con la que comparte escenario, época inicial y algunos temas: el precario trabajo en el campo y el servicio doméstico, los recortes en derechos, la pobreza como resultado de la desigualdad de oportunidades.
Sin embargo, Otsuka aporta una versión mucho menos complaciente de los matrimonios acordados, al contar con testimonios y puntos de vista de las propias mujeres. Además, amplía las realidades que trata: muestra el conflicto intergeneracional que se produce al criarse los niños en una cultura distinta a la de sus padres y, sobre todo, cómo tras Pearl Harbour el temor irracional, las noticias falsas y el odio al distinto llevaron al traslado y confinamiento forzoso de muchos japoneses (un tema que trató en detalle en su primera novela, Cuando el emperador era Dios)
Los recursos estilísticos de la obra son muy bien presentados en la reseña de Las críticas; el uso reiterado de los pronombres indefinidos y de la primera persona del plural crean un sujeto colectivo, mientras que la enumeración de sus situaciones destaca las individualidades, irreductibles frente a quienes desean situar al "extraño" como categoría única.
Buda en el ático es, pues, una mirada tanto a las personas inmigrantes (que en varios momentos del relato, cuando sueñan, pueden escapar y mostrar sus verdaderos deseos e identidad) como a la sociedad de acogida.
[Entrevista en Granta] La novela tiene un personaje central, el colectivo "nosotras". Ningún "yo" es más importante que otro.
Usar el "nosotras" me permitió contar una historia mucho mayor (...) Al principio intenté contar la historia desde el punto de vista de una sola novia, pero ese enfoque me parecía demasiado limitado. Quería contar todas las fascinantes historias que había encontrado en mi investigación. "Nosotras" me permitió entretejerlas. Es una palabra amplia, que puede expandirse de forma infinita. Cada frase abre una ventana a la vida de alguien (...)
Además, como la cultura japonesa está muy orientada al grupo (...) tenía sentido hablar de estas mujeres como una entidad colectiva. 
[Entrevista en Foyles] Estaba obsesionada con el ritmo del lenguaje, leía constantemente mis frases en voz alta para oír dónde caían los acentos. A veces podía escuchar el patrón rítmico de la siguiente frase que quería escribir antes de encontrar las palabras exactas. Era como si hubiese una red auditiva subterránea y secreta que lo mantenía todo unido.
El registro histórico tiende a centrarse en la vida de los hombres, porque la mayor parte de la historia la escriben ellos. Así que tendí hacia el trabajo de las mujeres académicas que se centraban en la vida de las mujeres.  
[Entrevista en Harper's] Debido a que la mayoría de las historias que encontré en mi investigación eran de personas que se maltrataban, lo que más me llamó la atención fueron los puntuales actos de amabilidad: el director de la escuela que cogió el día libre para conducir hasta la estación y despedirse de sus estudiantes japoneses mientras salían hacia los campos; la mujer alemana que llevó la mañana de su partida un bizcocho a sus vecinos japoneses; la familia blanca que se ocupó del vivero de sus vecinos japoneses mientras estaban fuera. Como estos relatos eran la excepción, necesitaba escucharlos.

Brother, la única película que Kitano ha realizado en la industria norteamericana, utiliza la emigración en Los Ángeles solo como contexto anecdótico.
Para sus defensores fieles, puede interpretarse como una reflexión sobre el fatum latino, la personificación del destino o la fatalidad. También apreciarán los rasgos de identidad habituales de su obra: la mezcla de géneros, la sucesión de violencia, lirismo y humor, cierta irrealidad en la trama y comportamiento de los personajes, la estructura circular del relato.
[BBC] Mis yakuzas no son héroes. Son estúpidos y miopes.
Quienes no conectan con este director se fijarán sobre todo en los estereotipos sobre la mafia repetidos en otra películas y una estética que no puede ocultar la falta de mensajes de interés. Aunque, quizá, no debamos exigirle que hubiese aprovechado esta oportunidad para ir más allá del chiste y el tópico en la presentación de las relaciones entre grupos culturales. Por contraste, una de las trabajadoras de la película comentaba:
Esta es, sin duda, la película más acogedora en la que he participado. Hay tanta... bueno, comunicación cultural. Tenemos un elenco y un equipo técnico de japoneses, afroamericanos e italianos trabajando juntos de una forma muy diferente a la que estoy acostumbrada en Hollywood. En muchas ocasiones solo hay gente negra trabajando en películas negras y hay una sensación constante de segregación. 

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