viernes, 9 de septiembre de 2022

Autoras contemporáneas

Dado que la decisión de casarse se basa únicamente en el consentimiento de ambas partes, la continuación de la relación matrimonial también se basa en ese consentimiento.
Minako Oba, 1987
Para hacer niños (...) lo único que se necesita es la voluntad de la mujer (...) Si la mujer desea, o no, estrechar entre sus manos un bebé, un niño; si ha tomado la decisión de vivir con él en lo sucesivo, pase lo que pase. Solo esto. Y son buenos tiempos para ello.
Mieko Kawakami, Pechos y huevos 
Volvemos del verano con una propuesta especial, a través de la que queremos dar voz a algunas autoras japonesas que desarrollaron su carrera en la segunda mitad del siglo XX y fueron ubicadas en la denominada Nueva Literatura Femenina japonesa. A pesar de que tuvieron un papel relevante en el mundo cultural nipón (por ejemplo, entre las cuatro reúnen dos premios Akutagawa, dos Women's Literarary Prize, dos premios Noma y dos premios Tanizaki, además de otros galardones: Shinchosha, Yomiuri, Kawabata, Izumi Kyoka, etc.), hasta ahora apenas han recibido atención por parte del mercado literario español.
En ellas encontramos intereses y posiciones comunes, en especial al abordar el papel de la mujer en su sociedad (incidiendo especialmente en la maternidad, las relaciones de pareja y la independencia económica), reivindicar nuevos espacios de expresión y decisión y aportar una visión poco complaciente de lo cotidiano, destacando los aspectos más problemáticos de las dinámicas de cambio social y las disfunciones del sistema. Presentan mujeres protagonistas -varias de ellas en torno a los treinta años, como etapa fronteriza entre la juventud y la edad adulta- que deben lidiar con relaciones maternofiliales y de pareja ambivalentes (hay una lucha constante entre cuidado y rechazo, dependencia y dominación). Y, del mismo modo que no son complacientes en el discurso, tampoco se amoldan a las formas narrativas tradicionales; por ejemplo, otorgan un papel central a los sueños y fantasías, como reflejo de los deseos, temores y compulsiones más ocultos.
Hemos completado esta selección con una obra mucho más actual, unida a las anteriores por algunos de los temas que aborda y que también ha recibido el reconocimiento de la crítica de su país. ¿Creéis que se trata de una heredera directa?

Yuko Tsushima, Territorio de luz (Hikari no ryobun, 1979)
Y, a pesar de que me era imposible mantener el equilibrio, descubrí que no me terminaba de caer. Más bien parecía estar echando raíces ahí mismo, esperando, terca, a que naciera un brote.
 
Los doce capítulos que conforman esta novela, relato de un año de vida, fueron publicados mensualmente en la revista japonesa Gunzo entre 1978 y 1979, cuando su autora había superado recientemente la treintena. Sumando otras coincidencias biográficas con la protagonista, es tentador, por tanto, relacionar la obra con su propia experiencia vital, sobre todo cuando recordamos la figura de su padre y su estilo carente de autocomplacencia. Pero, evidentemente, en el relato hay mucho más aparte de la filiación de la escritora y los posibles elementos autobiográficos ("Escribo ficción, pero experimento la ficción que escribo. En ese sentido, ya no es ficción, sino realidad", declaró).
La protagonista vive instalada (desorientada) en un no-lugar y en un no-tiempo vital: un edificio de oficinas sin más residentes, durante el periodo en que debe reconstruirse y aceptar la ruptura de su relación de pareja. Sin embargo, el conflicto central en esta encrucijada es la imperiosa necesidad de establecer una nueva relación con su hija, el elemento más tangible e importante de su vida.
En el retrato íntimo y en la presentación del contexto social y económico (1) de la época, Tsushima entremezcla luz y oscuridad, alegría y tristeza, ternura y violencia, respeto comprensivo y coacción externa, esperanza y el temor a asistir a una desestructuración progresiva de la protagonista, conforme van ganando protagonismo los sueños.
Nada se nos oculta. Tsushima pone a prueba nuestra capacidad para suspender el juicio negativo sobre una narradora que transmite su frustración y dolor a una niña indefensa, mostrándonos los mecanismos de presión, culpabilización y fomento de la dependencia que pesan sobre aquella. Porque ¿recibe suficiente apoyo de quienes la rodean?
 
(1) A finales de los setenta y principios de los ochenta se produjo un repunte en las tasas de divorcio en Japón, que algunos atribuyeron a la segunda ola del feminismo. El país seguía manteniendo la idea de que el cuidado de los hijos debía ser la máxima prioridad de las mujeres.
Como en el resto del mundo, en los años en que se redactaba esta novela la economía japonesa se vio muy afectada por el incremento del precio del petróleo. Pese a que el crecimiento económico anual siguió siendo mejor que la media internacional, en 1980 se llegó a financiar la tercera parte del gasto público con emisión de deuda, una cifra cuatro veces superior a la de seis años después.
 

Taeko Kono, La caza del niño (Yoji-gari, 1961)
Los niños pequeños habitaban un mundo tan infinitamente sano (...) cualquier cosa fuera de lo normal en ella podía pasar desapercibida allí (...) la acompañaban en sus juegos, a veces casi parecían incitarla.
Este perturbador relato recoge buena parte de los temas comunes señalados al principio, en especial la ruptura con los roles y actitudes que se esperaba de las mujeres en la sociedad del momento, así como la problematización de las relaciones de pareja, que no aparecen aquí como espacios seguros ni permanentes.
Lo hace añadiendo una dosis cada vez mayor de incomodidad en cada página, haciendo crecer la sensación de amenaza -que nace más de la atracción hacia los niños, convertidos en objetos de deseo, que de su radical rechazo a las niñas- sin que sea necesaria una explosión de violencia explícita.
Distanciándose de la acción, con frialdad, sin emitir diagnósticos, Kono plantea preguntas que no responde; de aquí, quizá, surge buena parte del desasosiego que acompaña la lectura. Una buena muestra de cómo un relato conciso y de estructura perfecta, centrado en lo que se suele mantener oculto (traumas, recuerdos, fantasías, compulsiones), puede hacernos reflexionar sobre lo visible.

Minako Oba, La sonrisa de una bruja de la montaña (Yamanba no bisho, 1976)
Escribir sobre el resentimiento y los sueños de muchas generaciones de mujeres, todas entrelazadas en una sola voz; poner por escrito lo que algo espiritual te dicta que digas: creo que ese es el poder de la literatura.
Entrevista con la autora (1994)
Pensadora social formada en Estados Unidos, además de escritora, Oba demuestra el potencial de trasladar los mitos de la fantasía clásica a la contemporaneidad, aprovechando el potencial de las metáforas para reflexionar sobre la realidad.
En este ensayo encontraréis un interesante análisis del cuento, que centra la mirada en sus aportaciones sobre la maternidad, la valoración del cuerpo, el tratamiento médico de las mujeres y las expectativas masculinas.

Yumiko Kurahashi, La cabeza de Apolo (Aporon no kubi, 1986)
Pero, si me preguntas, la cabeza era más hermosa que cualquier hombre (...) En comparación, Toru, mi prometido, era una bestia maloliente. Sea como fuere, al año siguiente, una vez casados, Toru y yo debíamos irnos juntos a Europa. Su único atributo genuino era su genio musical.
 
¿Cómo no recordar a Yukiko Motoya al leer este relato? La fantástica metamorfosis de algunos elementos lo vincula a tradiciones europeas precristianas y al animismo asiático y, con más humor que el resto de obras propuestas, vuelve a poner la mirada en la naturaleza de las relaciones de pareja y las posibilidades de toma de decisiones por parte de la mujer.
En la antología El Japón de los perros, disponible en la biblioteca, podéis leer otro de sus relatos, Perros y muchachos.


Mieko Kawakami, Pechos y huevos (Natsu Monogatari, 2020)
¿Tendría yo alguna vez un hijo? ¿Sucedería algún día? ¿Podía tener un hijo alguien como yo, que no amaba a ningún hombre, que no pensaba enamorarse de ningún hombre, que no deseaba ni podía tener relaciones con ninguno? Había empezado a pensar en esta posibilidad.
El extenso relato que os proponemos tiene como antecedente una novela breve (Chichi to Ran) publicada en 2008; la autora comentó en Twitter: "Escribí Pechos y huevos desde cero en 2019. Utilicé los mismos personajes y escenarios de la novela que había escrito hace diez años, pero tanto el libro I como el II de Pechos y huevos fueron escritos en 2019. Es un libro completamente diferente al primero".
Construida, como los textos anteriores, a partir de voces femeninas, puede leerse como un compendio de los intereses que estos mostraban: relaciones maternofiliales y de pareja en un contexto social y económico donde las mujeres reciben una fuerte presión social para amoldarse a un rol determinado. ¿En qué ha cambiado su situación desde los años 60 - 70 a la actualidad? Por cierto, la autora comparte con las hermanas buena parte de su biografía
Al aportar una mirada atenta sobre el cuerpo, Kawakami nos recuerda que es fuente de conflictos, e inseguridad,  pero también de identidad y deseo. A través de detalladas descripciones de cómo la narradora percibe lugares, personajes y acciones explora sus caracteres y genera un determinado clima emocional. Gracias a los diálogos, podemos compartir sus dudas y las distintas posiciones posibles, ya que la autora huye de las respuestas cerradas, mientras muestra cómo la conducta observable esconde anhelos y dudas comunes:
Creo que los deseos y las experiencias de Makiko y Natsuko no son para nada extrañas, sino muy naturales para los humanos. Si logras sobrevivir siendo arrinconado por cosas que no entiendes, con suerte podrás aferrarte a ellas, pero, aún así, creo que la vida transcurre de forma relativamente confusa.
Entrevista en Japonistas Chile

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