domingo, 2 de enero de 2022

Identidad

Hiromi Kawakami, Algo que brilla como el mar (Hikatte mieru mono, are wa, 2003)
Makoto Shinkai, Your name (Kimi no na Wa, 2016)
Osamu Tezuka, La Princesa Caballero (Ribon no kiishi, 1953-1956)
Gengoroh Tagame, El marido de mi hermano (Otouto no Otto, 2014-2017)
Yuhki Kamatami, Sombras sobre Shimanami (Shimanami tasogare, 2015-2018)
Chii, La novia era un chico (Hanayome wa Motodanshi, 2016)

Identidad sexual. Identidad de género. Orientación sexual. Como el resto de facetas de la naturaleza humana, son dimensiones a las que conviene acercarse desde la escucha y la empatía para ir más allá de posibles ideas previas.
Las obras propuestas abordan, de manera más o menos explícita, esta diversidad, especialmente presente en el universo del manga. Para contextualizar sus representaciones artísticas en Japón, es importante recordar que no son el resultado de una moda actual. Por ejemplo, del siglo XII procede el Torikaebaya monogatari, y a finales del XVII se publicó la recopilación de cuentos El gran espejo del amor entre hombres. Historias de samuráis.
Además de los enlaces anteriores, os proponemos la lectura de algunos artículos que se acercan a la situación del Japón contemporáneo: actual legislación sobre el matrimonio y posibles cambios; implicaciones en el sistema educativo y en el entorno laboral; presencia política, cultural y social.
-Soy un chico normal -dijo Hanada.
(...)
-No sé si tu concepto de normalidad es el mismo que el mío -reflexioné en voz baja, como si hablara conmigo mismo.
(...)
"Normal -repetí dentro de mi cabeza-. Normal. Normal. Normal". A medida que repetía aquella palabra, iba perdiendo su significado.
Como en El cielo es azul, la tierra es blanca, Hiromi Kawakami nos propone una historia en la que el encuentro y los afectos impulsan la maduración y el cambio de sus protagonistas, en especial Midori y Hanada. Puede considerarse, por la edad de estos personajes, una novela de iniciación que rompe con la linealidad temporal, siguiendo los caprichos de la memoria del narrador.
Quienes aprecian las obras de esta autora destacarán su capacidad de sugerencia al abordar múltiples temas, como la presión social en la búsqueda de la identidad. Sin embargo, otros lectores considerarán que no desarrolla las tramas de manera suficiente o que no saben muy bien qué está intentando contar, seguramente porque a la autora le importa más el retrato de algunos personajes que la trama.
Más que en la búsqueda de referencias a la construcción de la orientación sexual, su relación con el objeto de la tertulia puede estar en el cambio del significado que Midori otorga a la palabra normal: si al principio la utiliza como una protección frente a los demás, cuando establece una comunicación más sincera y abierta reconoce que apenas tiene sentido utilizarla para definir a una persona o conducta.

Nuestra conexión con las personas es musubi. El flujo del tiempo es musubi. Así que los hilos trenzados son una manera de representar esto mismo. Convergen y toman forma. Se doblan, se enredan y a veces se desenredan; se rompen y se reconectan. Así es el tiempo. 
Makoto Shinkai (5 centímetros por segundo, El jardín de las palabras) presenta también una personalidad narrativa e intereses temáticos muy definidos: el encuentro fortuito, la separación y el dolor, el camino hacia la madurez... Todo ello a través de personajes con una cuidada expresividad, que busca reflejar con eficacia las emociones, y con el paso del tiempo objetivado -como en el resto de sus obras- en los trenes y sus puertas. Éxito comercial y de crítica, Your name se basa en una novela del mismo autor y tuvo una adaptación posterior al manga.
El propio director ha declarado que "Cuando estaba haciendo la película, no quería convertirla en una cuestión de género. El intercambio de cuerpos es un tema bastante común en el cine y los libros japoneses". Sin embargo, resulta lógico relacionar las experiencias de Mitsuha y Taki, su desorientación inicial y posterior entendimiento y complementariedad, con algunas cuestiones como la extrañeza ante el propio cuerpo (en especial, la escena en la que él contempla el de ella frente al espejo, con una mezcla de temor y curiosidad) o la superación de las normas de conducta asociadas tradicionalmente a cada género (que les abre nuevas posibilidades al añadir otras habilidades y hacerlos más atractivos ante la mirada de los demás).
Japonismo nos ofrece una completa reseña sobre este anime, mostrando sus vínculos con la cultura nipona y su constante juego de dualidades y encuentros (chico y chica en un lugar fuera del tiempo, día y noche en el crepúsculo, rural y urbano, tradición y modernidad).

Las leyes son importantes, pero también lo es crear una sociedad que reconozca la diversidad y la variedad de formas de vivir y existir.
La novia era un chico conecta con obras de otras mangakas (Mi experiencia lesbiana con la soledad, Obscenidad) que, dentro de su carrera artística, han generado relatos autobiográficos. Todas abordan sus experiencias vitales con una mezcla de seriedad y humor, en la que el estilo gráfico (aquí con un dibujo chibi) es un recurso fundamental, al tiempo que retratan la sociedad japonesa contemporánea.
En este caso, Chii enriquece la exposición de una gran cantidad de conceptos y datos con su recorrido personal, expresado en un lenguaje cercano y coloquial, normalizando su situación -aunque no quita peso a las dudas y los obstáculos- y ofreciéndonos un relato alejado de idealizaciones: ella únicamente quiere ser feliz, y esta obra de divulgación consigue que la comprendamos y reflexionemos sobre nuestra responsabilidad social para facilitar el bienestar de las personas transgénero.

Además, podremos comentar los números iniciales de La Princesa Caballero -uno de los primeros shojo-, El marido de mi hermano y Sombras sobre Shimanami. Tres mangas que nos dan la oportunidad de comparar los discursos de dos siglos diferentes, pasando de la fantasía al retrato costumbrista.

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